Salud de la Botica del Señor M.Treben

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Consejos y experiencias con hierbas medicinales. Maria Treben.

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Descripción

Maria Treben ha pasado a la historia como una de las pioneras más importantes de la medicina natural. Muchos la honran como una santa, pero era una mujer que dedicó toda su vida a las hierbas medicinales. Quería compartir su experiencia con tantas personas como fuera posible.

Durante todos estos años su fama y la popularidad de sus obras nunca han disminuido. A causa del aumento de la puesta en práctica de la medicina alternativa sus libros todavía están de actualidad.

En su obra principal Gesundheit aus der Apotheke Gottes (Salud de la botica del señor), describe detalladamente 31 hierbas medicinales, su fuerza curativa y la aplicabilidad en forma de té, tintura, papilla, baño o zumo fresco.

Prólogo

A pesar de los muchos ataques recibidos desde los más diversos lugares contra mi persona y mis consejos en el folleto »Salud de la botica del Señor«, la gran cantidad de cartas entusiásticas que me han enviado sanos y enfermos, médicos y versados en medicina, del país y del extranjero, me han inducido a seguir poniendo al alcance de todos mis conocimientos y experiencias más recientes acerca de las plantas medicinales en una nueva edición mejorada y ampliada del mencionado folleto.
En una época, en que gran parte de la humanidad se va apartando considerablemente de un modo de vida natural y va dejando por una concepción falsa de la vida camino abierto a enfermedades amenazantes, deberíamos acordarnos de las hierbas medicinales que Nuestro Señor por su bondad nos está regalando desde tiempos remotos. El Padre Kneipp dice en sus escritos que »para cada enfermedad ha crecido una hierbecilla.«

Siendo así, cada uno puede favorecer a su salud recolectando a su debido tiempo plantas y hierbas de la «farmacia de Dios,« bebiendo diariamente o durante un período determinado infusiones o utilizando los extractos para fricciones y compresas, cataplasmas de vapor o baños de hierbas. Una vez uno se haya decidido a utilizar las hierbas medicinales tendría que empezar con las hierbas purificantes de la sangre, como Ajo de oso, Ortiga, Verónica, Diente de león y Llantén. Estos tratamientos no pueden perjudicar nunca si se siguen exactamente mis indicaciones. Si no aportan el alivio esperado, puede ser debido a que existan zonas geopáticas en el entorno del enfermo (vivienda, puesto de trabajo). En este caso habría que consultar con un zahorí (buscador de manantiales) para que localizara lugares libres de radiaciones.
En casos serios de malestar, fiebre u otros síntomas de enfermedad manifiestos, es imprescindible consultar a tiempo al médico para que diagnostique. Igualmente es preciso dejar controlar por un médico concienzudamente el proceso de desarrollo y de curación de una enfermedad grave.

El hecho de que la medicina oficial vaya prestando cada vez más atención a la medicina natural se ha demostrado claramente en el 25 Congreso Internacional de Postgraduados de la Deutsche Bundes­Árztekammer y Osterreichische Árztekammer (Colegios médicos alemán y austríaco) que tuvo lugar en Badgastein (Salzburg) y en el que participaron 1500 médicos.

El Prof. Dr. Carl Alken (Universidad de Saarland, R.F.A.) justifica ese incremento de, atención hacia las virtudes curativas de la naturaleza con las siguientes palabras:
«Después de la segunda guerra mundial, los médicos se encontraron prácticamente incapacitados para combatir por ejemplo la tuberculosis o la parálisis renal. Luego vino el gran cambio con la introducción de los antibióticos. Los resultados son evidentes, hoy ya tenemos que luchar contra las consecuencias negativas de la administración excesiva de los mismos y contra la mala utilización de esa »bendición«. A ello hay que añadir la avalancha imparable actual de enfermedades por hongos (micosis), que se deben a trastornos del equilibrio biológico, al exceso de medicamentos o a otras influencias del medio ambiente.«

Desde hace años voy frecuentando sesiones y congresos, cuyos resultados también se publican en los periódicos. Muchos médicos conscientes de su responsabilidad previenen contra el peligro del abuso de medicamentos. Sobre todo no dejan de advertir lo peligrosos que pueden ser los analgésicos. Gran cantidad de gente los toma sin ningún control médico, lo que causa a veces lesiones gravísimas de los órganos. Por ejemplo, los medicamentos para bajar la tensión arterial, tomados durante cierto tiempo, favorecen en las mujeres la formación de cáncer de mama, hecho que han demostrado los resultados de tres grupos de investigadores experimentando independientemente en Boston, Bristol y Helsinki. Mi propósito es poner al alcance de la mano de los enfermos el conocimiento de las propiedades curativas de una serie de plantas importantes y además hablarles de las experiencias de los últimos dos años y medio, es decir desde la publicación del folleto »Salud de la botica del Señor«.
Para el ser humano es muy edificante el encontrar una salida a su desesperación y padecimiento valiéndose de su propio esfuerzo y su propia voluntad, gracias a la ayuda maravillosa de nuestras hierbas medicinales. El enfermo que se empeñe en reconquistar su salud asumiendo él mismo esta responsabilidad, ha elevado de tal manera su dignidad humana, que se encuentra en el camino que le puede sacar de ese callejón sin salida cual es su enfermedad.

Siempre me preguntan de dónde saco mis conocimientos sobre las plantas medicinales, pero no puedo dar una contestación precisa. Siendo niña solía pasar las vacaciones de colegio en casa de la familia de un guarda forestal. Allí aprendí precozmente a conocer y a apreciar la naturaleza en su conjunto. De niña ya sabía distingiur las plantas y conocía sus nombres; sin embargo ignoraba su importancia como plantas curativas. Mi madre, entusiasta de los métodos naturales de Kneipp, procuraba criarnos de una manera natural, sin influencias químicas.

Siendo jovencita tuve dos experiencias que fueron muy decisivas para mi vida. Una viuda de unos 40 años, madre de tres hijos, estaba enferma de leucemia y después de una estancia en el hospital la mandaron a su casa como incurable. Los médicos le pronosticaron solamente tres días de vida. Su hermana, preocupada por los niños, fue con la orina de la enferma a consultar con una herbolaria que vivía cerca de Karlsbad. La mujer dijo asustada: »¡ Tan tarde viene usted con esa agua de muerto!« No obstante, las hierbas que le dio ayudaron a la enferma. Según un nuevo reconocimiento en el hospital 10 días después, la leucemia había desaparecido por completo.
Un caso parecido se dio al mismo tiempo con una mujer de 38 años, madre de cuatro hijos. Aquí también se trataba de leucemia y según los médicos no había esperanza. La mujer pidió igualmente consejos a una herbolaria, la cual le dio unas hierbas. Se preparaba cada día varios jarros de tisana. Cada vez que pasaba por donde estaban se bebía un buen trago y pensaba: »Si bien no me ayudan, no me harán ningún daño.« El resultado del nuevo reconocimiento después de diez días: Totalmente libre de la leucemia.

Estos ejemplos demuestran lo importante que es beber distribuido durante el día grandes cantidades de tisana cuando se trata de enfermedades que parecen ser incurables. A raíz de estos hechos me convencí de que las hierbas podían aportar ayuda incluso en casos de enfermedades malignas.
El día de la Candelaria de 1961 murió mi buena madre. Entonces recibí el empuje para dedicarme a la ciencia de las plantas medicinales. Iba haciendo nuevas experiencias y poco a poco me familiaricé del todo con las hierbas de la farmacia del Señor. Era como si me condujera una fuerza sobrenatural, como si la madre de Dios, amparo de los enfermos, me enseñara el camino seguro. Por la confianza que le tengo, siempre me ha ayudado mucho personalmente, en casos de duda, la oración ante una imagen de la Virgen que tengo en casa.

Así que no sólo quiero llamar la atención sobre las plantas medicinales, sino también sobre la omnipotencia del Creador, en cuyas manos está nuestra vida, que El guía. En El buscamos ayuda y consuelo en los casos de graves enfermedades y recogemos piadosamente las hierbas de Su farmacia. Finalmente quisiera subrayar que he intentado lo mejor posible incorporar en esta edición refundida todas mis experiencias, para ofrecerlas a la humanidad con el fin de que tengan provecho. Igualmente quiero añadir a esta edición una petición: ¡No me llamen por teléfono ni me manden cartas! Como no soy curandera, tampoco paso consultas. El índice de materias bien detallado le indicará la manera exacta para aplicar las hierbas adecuadas. También quisiera llamar la atención sobre el folleto »Maria Treben’s Heilerfolge« (Los éxitos curativos de Maria Treben; cartas e informes sobre éxitos curativos) que ha publicado la misma editorial.

Y otra cosa más: Yo no hago envíos ni recojo encargos de hierbas.

Grieskirchen, en mayo 1980
MARIA TREBEN